Como os prometí en mi último post, aquí os traigo la receta de una tarta con un nombre muy especial, porque "Bienenstich" traducido se llama "picadura de abeja". No se sabe muy bien el origen de este nombre, pero en Alemania es una tarta muy tradicional consistente en un bizcocho de masa de levadura relleno de crema de vainilla y cubierto de almendras caramelizadas.
Siento deciros que no es nada apta para la operación bikini, pero esta Semana Santa nos hemos dado el gusto de probarla ;-)
Como no me gustan las cosas demasiado grasientas he reducido la cantidad de margarina (aunque sigue pareciendo mucha). En realidad no soy muy amiga del uso de margarina y suelo sustituirla por aceite en las recetas que lo permiten, pero en esta no se puede sustituir. De todas formas como la hago sin azúcar, la cantidad de calorías es muchísimo menor. Y como encima es con harina integral, pues sólo se puede comer un trozo pequeño (no, si al final hasta va a servir para la operación bikini, ja, ja).
Bueno, pues no me enrolló más, y aquí va la receta:
Masa: 500
gr harina integral de espelta
20
gr levadura fresca
2
cucharaditas de levadura en polvo
½
cucharadita de sal
250
ml leche vegetal tibia
75
gr margarina vegana
1
manzana mediana
Relleno: 800
ml leche de soja
2½
sobrecitos de pudin de vainilla
3 puntitas de cuchillo estevia
100
gr xilitol
100
gr margarina vegana (a temperatura ambiente)
Costra: 100
gr almendras laminadas
100
gr xilitol
75
gr margarina vegana
Para
hacer la masa de levadura mezclamos la harina con las dos levaduras,
la sal y la estevia. Calentamos la leche y derretimos la margarina en
ella. Dejamos que se enfríe un poco antes de añadirla
poco a poco a la mezcla de harina sin dejar de remover. Pelamos y rallamos la
manzana, la agregamos a la masa y amasamos con las manos durante un
rato hasta obtener una masa homogénea y suave. Metemos la masa en un
bol grande y éste en una bolsa de plástico, y dejamos subir durante
una hora en un lugar cálido.
Poco
antes de que pase la hora derretimos la margarina para la costra,
echamos el xilitol y las almendras y removemos bien.
Luego
cubrimos con
la masa un
molde redondo de 26 o 28 cm Ø
previamente engrasado y enharinado, repartimos la mezcla de almendras
por encima y volvemos a dejar que suba dentro de la bolsa de plástico
en un lugar cálido durante 30 minutos.
Pasado
este tiempo metemos al horno precalentado a 200° durante 20 a 25
minutos, cuidando de que no se queme la capa de almendras.
Mientras
se cuece el bizcocho, preparamos el relleno. Mezclamos el pudin con
la estevia, el xilitol y un poco de la leche de soja. Ponemos a
hervir el resto de la leche. Cuando empiece a subir la apartamos del
fuego y echamos la mezcla de pudin sin dejar de remover. Volvemos a
colocar el cacillo en el fuego y seguimos removiendo unos momentos.
Vertemos el pudin en un bol de cristal y ponemos un trozo de film
transparente directamente encima del pudin para que no se forme una
capa de nata. Ponemos a enfriar hasta que tenga una temperatura
similar a la de la margarina (que estará a temperatura ambiente). Si
el pudin está demasiado caliente se derritirá la margarina y si
está demasiado frío no podrá mezclarse bien porque la margarina se
cuajará.
Una
vez listo el bizcocho dejamos que se enfríe y luego lo cortamos por
la mitad horizontalmente. Separamos las dos mitades cuidando de que
no se caigan las almendras. Una vez frío extendemos la crema sobre
la mitad inferior y cubrimos con la otra mitad. Metemos en la nevera
hasta que se cuaje la crema.
Y ahora, a disfrutar!!!