jueves, 26 de enero de 2017

Remedio contra el frío DIY

Hoy me encuentro en un dilema, y es que una es muy cumplidora, y en mi último post (el de la aventura camino de la compra) os prometí un bizcocho para las tardes de frío, manta y bizcocho con chocolatito caliente, pero ¿cómo vamos a acabar si no para el frío?

 







Antes y después de comer el chocolate 😄







 



no, no, no se puede comer tanto bizcocho, así que hay que buscar otra solución 😲 😂

Pero don't worry, be happy, porque aquí tenemos algo perfecto para el frío, ya que nos calentamos mientras la hacemos y más allá´.

Se puede elegir el color que se quiera, hacerla con restos o comprar la lana (que por supuesto la mía no es de lana de animales), cerrarla o dejarla abierta, al gusto del consumidor (o mejor dicho, del artista).

Yo he elegido un punto que se llama brioche o falso punto inglés, no es difícil, pero hay que poner atención porque los fallos se suelen notar bastante, así que dejaos un rato de whatsapp, facebook y toda esa parafernalia, relajaos, poned vuestra música favorita, y ya estáis tardando en ir a buscar las agujas....

Esta es la que le he hecho a mi hermana, y oye, ¡un exitazo!, sobre todo ahora que casi ha nevado en Málaga
Como véis el punto queda flojito, esponjoso y gustoso. La hice con los restos que le sobró a mi madre de hacer una manta, sólo tuve que añadirle un ovillo de otro color (y con lo que me sobró de ese ovillo hice otra cosa chulísima que os enseño a la primera de cambio).

Y esta otra me la hice a mí misma, que también una pasa frío y tiene que quererse 😊




¿A que ha quedado bonita? y no sabéis lo calentita que es...!
Y ahora vienen los datos técnicos:

Lana necesaria: 300 gr
Agujas: n° 10
Puntos: siempre impares (esto es importante). Depende del grosor de la lana, para la de mi hermana eché 23 porque la lana era para trabajarla con agujas del 6-7 y para la mía 17 puntos (la lana era más gorda, para trabajarla con agujas del 10, y me ha quedado menos floja, más para los fríos suizos que para los malagueños).  
Tiempo: Dos o tres tardes.

¿Y cómo se hace? Pues muy sencillo, aquí os pongo un vídeo en el que lo explica muy bien (yo aprendí de él). La forma de echar los puntos la podéis variar (vaya, yo los echo de otra manera, y ésta me parece algo complicada). Os aconsejo que probéis primero con pocos puntos para hacer una muestra hasta que le cojáis el tranquilo, y no os desesperéis a la primera (ni a la segunda), ya veréis que es súper divertido y sobre todo ca-len-ti-to y todo sin necesidad de bizcochos y calorías 😉


Pues nada, que lo paséis bien y os calentéis mucho. Y si la hacéis no dejéis de compartirla en los comentarios.

lunes, 16 de enero de 2017

Cuando ir a la compra se convierte en aventura

Cuando el día se presenta así y sólo te queda una naranja en la nevera, piensas en comer manzanas, pero sólo quedan cinco, y las reservas de verduras sólo dan para el fin de semana, no queda más remedio que abrigarse hasta los dientes y lanzarse a lo que caiga (y cayó, cayó mucha, pero que mucha nieve 😬😁).

Vista de mi terraza, el viento había volcado la silla y nevó, nevó y nevó toda la noche...
 La cosa estaba como para desayunar en el jardín.



 Menos mal que el termómetro era benigno

Bueno, al principio sólo que era una sorpresa
Luego se convirtió en "benigno"
Y allá voy yo, más valiente que tó



o al menos eso creía, porque por el camino nos encontramos a un grupo de "Trychler". Los Trychler son hombres y niños (sí, en masculino, hasta ahora no los he visto femeninos) que se pasean en grupos por las calles desde el día de Reyes hasta el martes de carnaval llevando una campana, de las que les ponen a las vacas, atadas a la cintura y apoyadas sobre un cojín que llevan en la espalda, y al andar van haciendo un jaleo tremendo, pero todo muy rítmico, eh?. Para ellos es muy importante y se lo toman muy en serio, (hay varias asociaciones de Trychler con mucha tradición), por eso tienen que ensayar, haga el tiempo que haga (a cada uno le da por lo que le da...).



Este coche estaba como para una urgencia:


 Dejo atrás la estación y emprendo el camino del supermercado:





















Con tal de no resbalarme, lo que me echen.







 Y el camino se convierte en una gran aventura, llena de experiencias

tiernas y asombrosas
bucólicas

algo peligrosas (menos mal que estaba el puente)
y también desagradables (Notschlachtlokal = matadero de urgencia. Me imagino que sólo para animales no humanos)
Y una vez cumplida la tarea por la cual me metí en estos berenjenales, o sea, hacer la compra, emprendo el camino de vuelta muerta de risa (es que el frío da risa, no lo sabíais?)


y tras salvar los obstáculos del caos de tráfico
 
En realidad se apañan muy bien por estas tierras, no me quiero ni imaginar la que se organizaría en Málaga si pasara algo así, ja, ja
y subir la calle



y las escaleras hasta la puerta de nuestra casa


por fin llegamos sanos y salvos


¿A que es divertido ir a la compra? 😃

Hoy sigue nevando (parece que le ha cogido el gusto, y es un no parar)



La nieve se resbala de los tejados (como en los cuentos)



y de aquí a que pueda sentarme otra vez en esta silla, creo que van a pasar aún muchas tardes de chocolate y bizcocho liadita en una manta 😋


El bizcocho en el próximo post 😊

sábado, 7 de enero de 2017

Roscón de Reyes vegano con chocolate caliente especiado

Llego tarde, mea culpa, lo reconozco, pero nunca es tarde si la dicha es buena, y en este caso la dicha es ¡¡buenísima!!

Bueno, lo primero, ¿qué tal se han portado los Reyes este año? Ya sabéis que no son los Reyes (vaya, me refiero a los Reyes Magos, eh?!) los que se portan bien o mal, sino nosotros (la típica ley del karma), así que ya sabéis: ¡¡a ser buenos!!

Pues a mí me han traído ilusión, y es que si leísteis mi último post (el de fin de año), ya sabréis que acabé el 2016 (o empecé el 2017, no lo sé muy bien) muy desanimada y sin ninguna fe en la bondad humana, y no es que en estos 7 días que llevamos de año (¡cielos, 7 días ya!) haya aumentado mucho, pero el día 5 por la noche dejé mi lista de deseos sobre las zapatillas y me acosté. Había tenido un día de esos en los que no te apetece hacer nada, ni siquiera un roscón de Reyes para desayunar. Y ayer (día de Reyes) mira por donde que me levanté animada y con ganas, por lo menos, de poner manos a la obra y probar una receta de roscón que acababa de descubrir en internet (creo que fue aquí), no era vegano, tenía azúcar y lo hacían en molde, o sea, casi cualquier parecido con el mío es pura coincidencia, pero ya sabéis que veganizar es la mar de fácil, y allá que me puse.
¡¡A ver si esto no es un regalo de los Reyes Magos....?!!


Si me seguís en facebook  también sabréis que ayer estuvimos a -13° (en letras: trece grados bajo cero), y eso a las 5 menos cuarto de la tarde, así que ya os podéis imaginar las ganas que tenía de llegar a casa (ah!, se me olvidaba, es que me fui de paseo, quién me manda...?!!), pues eso, que me moría de ganas de llegar a casa y tomarme un buen trozo de roscón con un chocolatito bien calentito (el cual tuve que volver a calentar una vez terminadas las fotos, las que tenéis blogs ya conocéis el asunto). Y oh!! , ¡¡maravilla de las maravillas!! sabía a lo que tenía que saber, ja, ja (¡¡qué bien!!).

Bueno, pues ya no os doy más lata, y aquí va la receta: 

160 gr. harina integral de espelta 160 gr. harina blanca de espelta
15 gr. levadura fresca
100 ml. leche vegetal (yo he usado de avena)
2 cucharaditas de levadura en polvo 
3 puntitas de cuchillo de estevia 
1 cucharada de semillas de linaza molidas + 30 ml. agua
70 gr. margarina vegana
1 naranja biológica

Ralladura de un limón biológico pequeño
Xilitol (una cucharada normal y otra molida con el molinillo de café)
30 ml. agua de azahar
1 pizca de sal

Antes de empezar os diría que os leyerais la receta, pero la mayoría nos creemos que eso es como leer las instrucciones de manejo del smartphone (si es que tiene instrucciones de manejo, ni pajolera idea...) o de la lavadora, y no lo hacemos, así que permitidme que os dé dos consejos: 

Primero: Nunca endulcéis la masa de levadura fresca con xilitol, porque no subirá.
Segundo: Tened en cuenta que hay que dejar subir las masas varias veces, o sea, tiempo mínimo para hacer el roscón = 2 horas y pico, sin contar el tiempo de amasado y demás.

Y ahora al lío:

Diluimos la linaza en el agua y dejamos reposar.

Calentamos un poco la leche vegetal y disolvemos en ella la levadura fresca, agregamos una cucharada sopera de harina (da igual de cual), mezclamos bien y dejamos reposar en un lugar cálido un mínimo de 15 minutos, hasta que haga pompitas.

Mientras tanto rallamos la mitad de la naranja. La otra mitad la cortamos en láminas en la dirección de los gajos (por supuesto con la cáscara) y las ponemos a hervir en una cacerola pequeña con agua y xilitol (una cucharada colmada para unos 100 ml. de agua). Dejamos hervir hasta que se haya consumido casi todo el líquido y las ponemos a enfriar sobre un papel de hornear.

Luego batimos la margarina con unas varillas manuales a punto de pomada. Mezclamos los dos tipos de harina con la levadura en polvo, la sal, las estevia, la ralladura de limón y la ralladura de media naranja. Añadimos la linaza, la margarina y el agua de azahar. Mezclamos todo bien con las manos. 

A continuación vamos incorporando poco a poco la primera mezcla de levadura (o sea, echamos un poco, amasamos, y volvemos a repetir hasta tres veces). Nos quedará una masa blanda y manejable, (si la masa está muy pegajosa nos aguantamos, ya que si añadimos más harina nos quedará dura). La dejamos reposar en un lugar cálido durante 40-50 minutos (yo suelo meter las masas de levadura en una bolsa de plástico).

Volvemos a amasar un poco y le damos forma de rosco sobre una bandeja de horno cubierta de papel de hornear. Lo suyo es hacer un rosco delgado con un agujero muy grande, al subir el agujero disminuye y el rosco aumenta. Dejamos que suba 30 minutos (otra vez en sitio cálido y con la bolsa de plástico).

Una vez que ha subido, colocamos la fruta. Luego metemos el roscón en el horno a 180° durante media hora. Mientras mezclamos una cucharada de xilitol molido, un poco de agua y una cucharada de margarina derretida, si nos  ha quedado líquido de hervir las naranjas también se lo añadimos, que le dará muy buen sabor. A los 20 minutos de cochura, pero no antes, pintamos el roscón con esta mezcla. Esto es esencial porque la masa no es muy dulce y queda como una costrita muy rica.


Cuando esté listo lo dejamos enfriar antes de hincarle el diente. Para resistir mejor la tentación, nos ponemos a preparar un chocolatito caliente de acompañamiento.

Y como regalito de Reyes (y aunque sea algo tarde), aquí va la receta del chocolate (anda, que empiezo el año generosa...).

Chocolate a la taza con especias

50 gr. chocolate negro sin azúcar
50 gr. chocolate “con leche” vegano sin azúcar (si no encontráis, ponéis 100 gr del negro)
½ litro de leche vegetal
1 cucharada de Maizena
2 puntitas de cuchillo de estevia
40 gr. xilitol
1 pizca de cardamomo en polvo
½ cucharadita de canela
1 pizca de vainilla en polvo

Mezclamos la Maizena con la estevia y el xilitol y la diluimos en un poco de leche vegetal. Ponemos a hervir el resto de la leche, cuando empiece a hervir incorporamos la Maizena diluida, removemos hasta que empiece a espesar. Fuera del fuego añadimos el chocolate (si usáis de tableta tendréis que partirlo antes) y removemos con unas varillas manuales hasta que esté derretido y bien incorporado. Por último agregamos las especias, rectificamos el dulzor, servimos en tazas y ¡¡a disfrutar!!
La taza también me la han echado los Reyes