Y es así de fácil:
50
gr almendras molidas
250
gr harina integral de espelta
50
ml aceite de girasol
200
ml agua
1
sobrecito de levadura
1
cucharadita de canela molida
1
pizca de sal
Estevia *
Xilitol
1
sobre de flan de vainilla
Primero
preparamos el bizcocho base. Mezclamos los ingredientes secos: las
almendras, la harina, 3 puntitas de cuchillo de estevia, 1 cucharada
colmada de xilitol, la levadura, la canela y la pizca de sal..
Añadimos
el aceite, y después de mezclarlo todo un poco ponemos el agua. Debe
quedarnos una masa más bien compacta, pero no demasiado seca.
Encendemos
el horno a 180°.
Engrasamos
y enharinamos un molde redondo de unos 26 cm Ø, extendemos la masa
con una cuchara que mojamos de vez en cuando en agua (así no se pega
la masa a la cuchara y es más fácil de trabajar). No olvidéis
subir los bordes para poner el relleno. Y por último lo metemos en
el horno durante 20 minutos, hasta que quede doradito pero cuidando
de que no se queme.
Cuando
esté listo rascamos con un tenedor la superficie del bizcocho (si
ahondáis demasiado y os encontráis con el molde, don't worry,
ponéis un poquito de bizcocho en el agujero y apretáis). Sacamos el
bizcocho desmenuzado con una cuchara y así obtendremos la costra,
que luego repartiremos sobre el flan. Pero vayamos por partes.
Preparamos
el relleno con el flan en polvo, 3 puntitas de cuchillo de estevia,
una cucharada colmada de xilitol y la leche de soja. El secreto para
que quede cremoso (como ya sabéis de otras tartas) está en echar
fuera del fuego la mezcla de flan, un poco de leche de soja y estevia
a la leche de soja hirviendo, removerlo con unas varillas y ponerlo
de nuevo sobre el fuego hasta que espese un poco. Luego extendemos el
flan sobre el bizcocho y repartimos por encima el bizcocho
desmenuzado, cuidando de cubrirlo bien. Y por último el toque final:
lo ponemos bajo el grill unos minutos (pero ¡cuidado!, que como nos
descuidemos se quema). Así la costrita se queda dorada y crujiente.
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