Como lo prometido es deuda, hoy os voy a dar la receta de la tarta de Linz, una tarta con historia, ya que parece ser que es la primera receta de tarta que se escribió en el mundo, allá por el siglo XVII, y está recogida en un libro de cocina y "otras cosas útiles" de la condesa Anna Margarita Sagramosa.
Exactamente no se sabe de dónde proviene, pero se dio especialmente a conocer en el siglo XIX a través de Johann Konrad Vogel, un pastelero bávaro que emigró a Linz y allí se casó con su jefa, la viuda Katherina Kreß. Se dedicaron a producir la tarta a gran escala y la hicieron famosa, convirtiéndola en una especie de souvenir de la ciudad de Linz, de ahí el nombre: Linzertorte.
La receta original es algo más laboriosa que la mía, pero como también las cosas sencillas pueden estar muy ricas ¿para qué nos vamos a complicar la vida?
150
gr almendras picadas
250gr
harina integral
120
ml aceite de girasol
1
cucharadita de clavo molido
1
cucharadita de canela molida
1
cucharada de cacao en polvo
3
puntitas de cuchillo de estevia
1 pizca de sal
100
ml leche de soja o agua
Mermelada
de alguna fruta roja (la receta original es de grosellas)
Mezclamos
los ingredientes secos: harina, almendras, estevia, una
pizca de sal, el cacao, el clavo y la canela. Le añadimos
el aceite y trabajamos la masa con los dedos. Debe quedarnos como un
serrín. Agregamos el agua (o leche de soja) y mezclamos.
Encendemos
el horno a 180°.
De
la masa apartamos un trozo para hacer la rejilla. Con el resto
forramos un molde redondo de unos 26 cm Ø
previamente engrasado y enharinado. Cuidamos de subir los bordes y
extendemos la mermelada por encima.
Añadimos
un poco de harina a la masa que hemos apartado para poder trabajarla
si que se pegue. La extendemos con un rodillo y cortamos tiras con un
cuchillo. Vamos colocando las tiras sobre la capa de mermelada
formando una rejilla.
A
continuación metemos la tarta en el horno durante 20 minutos, luego
subimos el calor a 200° y dejamos que se siga haciendo durante 10-15 minutos más. Comprobamos que la masa no quede cruda pero cuidando
también de que no se queme. Dejamos que se enfríe antes de desmoldarla, si no se desmorona. ¡Y lista, a disfrutar! Cuanto más tiempo le pase más rica está, así que la paciencia será recompensada ;-)
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