¡¡TODOS SOMOS IGUALES!!
Esta es la historia que cuento en "Dilo por mí", y en este relato sí son todos los animales iguales (incluido el humano), no como en "Rebelión en la granja" de George Orwell (historia de lectura obligada, si es que aún no la conocéis. Lo raro es que a pesar de conocer esta historia desde niña, en aquella época no se me ocurrió hacerme vegetariana, y eso que era una niña crítica y ávida de saber. Lo que son los condicionamientos...!!)
Y no sólo Oli se dió cuenta de esa igualdad. Yo cada vez me asombro más cuando voy de paseo, mirad:
A todos nos gusta sonreir:
También las vacas luchan por sus derechos:
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Traducción: "Prefiero comer hierba que basura. Gracias" |
Las reuniones son también muy importantes:
aunque este grupo no sé si es
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un equipo de rugby |
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o un grupo de terapia |
Por supuesto no pueden faltar los paseos con la familia, incluido papá:
¿Qué no hace una madre por sus hijitos?
Y si estamos tristes siempre agrademos una caricia:
Sin problemas de raza y color (quizás somos menos iguales que ellas) |
Todos estos animales no pueden hablar como los humanos, no saben escribir, ni inventar ordenadores, no saben qué son los impuestos ni la bomba atómica, pero sienten como nosotros, tienen ganas de vivir (tan sólo por el hecho de estar vivos) y sufren si se les priva de libertad, si se les separa de sus hijos, si se les trata como a objetos.
Los humanos somos maestros en retórica, en diplomacia, en economía, en "saber de todo", en ironía y en modificar el mundo según nuestros deseos. Poseemos lo que se llama "sentido común" (que según mi madre es "el menos común de todos los sentidos"). Tenemos la capacidad de discernimiento, de hacernos conscientes de nosotros mismos y de nuestro entorno, de trascender más allá de nuestros instintos. ¿Por qué entonces no usamos ese "sentido común" en pro de toda la naturaleza, sin necesidad de alcanzar la iluminación para ser capaces de desprendernos de nuestro ego y ser amables con todos los seres? Las guerras no dependen de los políticos, sino de cada uno de nosotros (¿cuántas pequeñas guerras llevamos en nuestro interior? Basta que se nos cuele alguien en la cola del supermercado o el coche de delante tarde un segundo "de más" en arrancar cuando el semáforo se pone en verde, y no digamos del niño que nos llena de arena en la playa cuando estamos tomando el sol, o la chica mona que nos encontramos con los mismos leggins que nos hemos comprado, pero que a ella le quedan mil veces mejor que a nosotras, etc, etc).
Pues sí que hay algo que nos hace diferentes a los demás animales: la decisión de vivir desde nuestro ego o de seguir esa voz en mi interior que me impulsa a hacer de este mundo un lugar de armonía, de amabilidad, de respeto por todos los seres y de agradecimiento por todos los tesoros que la vida nos ofrece, esos que no se pueden comprar con dinero.