Son enormes, aunque no lo parezca, y cada vez que los veía me daban retortijones, así que no tuve más remedio que hacerles unos armaritos (¡¡qué suerte de estas manitas que me ha dao Dios!!).
Y me puse manos a la obra. Decidí hacerlos de madera vista envejecida y unos dibujos antiguos (que saqué de internet).
Los imprimí y recorté dejando
dejando un borde para montarlos
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Les dí una capa de cera líquida
(la misma que le daría luego a la madera).
Así evitaba que el papel cogiera arrugas luego.
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Como no tenía bastante sitio en el suelo de la casa, los tendí a secar |
Y por último los pegué por detrás (tarea nada fácil
porque el papel tiene la manía de arrugar se cuando se moja)
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Primero les dí una capa de betún de judea rebajado con aguarrás (después de probar todo lo habido y por haber), el mejor resultado lo conseguí con un trapo.
A continuación le dí una mano de cera líquida, coloqué el dibujo (que se pegó con la cera) y volví a dar otra capa de cera. Una vez seca le pasé un paño para suavizar la superficie (si no queda áspera en algunos sitios).
Guarrito en mano |
Tema peliagudo, éste de las visagras... |
Y así quedó el resultado:
Antes |
y después |
Y el otro armarito (que iban a pares, como las varas de nardos).
Antes |
y después |
Total, una trabajera, pero ¿a que merece? (por lo menos ya no me dan los retortijones al verlos, ja, ja).
Te ha quedado monísimo. Lástima que mi contador no sea ni tan grande ni tan feote como el tuyo :P
ResponderEliminarJa, ja, un contador no creo que sea nunca demasiado decorativo, y cuanto más pequeño más sencillo es de hacer el armarito, todo es cuestión de animarse ;-)
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