No sé si fue un miércoles o un viernes, el caso es que hace veinte años, un día de primeros de Marzo, tal y como hoy, nos hicimos vegetarianos.
Todo empezó por "casualidad" en mi fiesta de cumpleaños con mis compañeros de trabajo. Resultó que sin saberlo, todo lo que llevé era vegetariano, así que uno de mis compañeros me preguntó de broma: "Rocío, tú desde cuándo eres vegetariana?", y yo le dije: "...en realidad no lo soy" (nunca podría imaginarme las enormes consecuencias de este momento tan "inofensivo").
Cuando llegué a casa le comenté a mi novio divertida el comentario de mi compañero. Él estaba leyendo (por "casualidad") el libro de Eugen Drewermann "Der tödliche Fortschritt" ("El progreso mortal", desgraciadamente no he encontrado referencias en español, pero ya podéis imaginaros de lo que trata). Bueno, pues la conjunción de mi comentario con el contenido del libro (y quizás también algunos astros ;-)) hizo que dijéramos: "En realidad no somos vegetarianos, pero y por qué no?", y a partir de ese momento mágico, algo hizo clic en nuestro interior y nos hicimos vegetarianos.
 |
Este es el símbolo del veganismo, pero todo tiene una explicación. Seguid leyendo... |
Pero ¿qué era ser vegetariano? Como intuíamos que consistía en algo más que dejar de comer carne y pescado, decidimos informarnos y leímos todo lo que pillamos acerca de nutrientes, alimentación, carencias, y entre tanto libro se "colaron" algunos sobre el respeto de los indios a la vida, el sufrimiento de los animales en la ganadería masiva, la explotación y destrucción del medio ambiente, y el hambre en el tercer mundo debido a los hábitos alimenticios del "primer mundo". De pronto nos dimos cuenta de que el paso que dimos con ese "...y por qué no?" era algo más que un reto divertido. Este paso nos abrió las puertas a una realidad de la que comprendimos que todos somos responsables con nuestros hábitos de consumo. El paso estaba dado y no podíamos (ni queríamos) volver atrás.

Un año más tarde un amigo granjero nos invitó a visitar una granja biológica, en la que se suponía que los animales vivían a gusto. Nos enseñó a ordeñar (cosa nada fácil, por cierto, pero allí era casi una excepción, porque también en las granjas biológicas las vacas suelen ser ordeñadas con máquinas) y contestó a todas nuestras preguntas sobre la necesidad de que la vaca tenga hijos para poder dar leche, el destino de los terneros (que eran separados de sus madres a los pocos días de nacer, por lo que la madre estaba atada a una cadena para que no hiciera "ninguna tontería"), las condiciones para la cría de gallinas, pollos y cerdos, etc. etc..., y poco a poco nos fuimos dando cuenta de que nada de aquello, por muy "biológico" que fuera, coincidía con nuestro sentido de la ética y la justicia. También allí se trataba a los animales como "productores" de carne, leche y huevos, también allí se mataba a los cerdos, los terneros, los pollos machos y las vacas que habían dejado de ser "productivas". Apenas había diferencia entre el consumo de carne y el de huevos y leche ....Y decidimos hacernos veganos.
 |
¿Quién es capaz de hacerles daño a estos cerditos?
|
 |
¿o a esta pareja de enamorados? |
Desde entonces han pasado veinte años (diecinueve desde la visita a la granja) y ni un sólo día nos hemos arrepentido del paso que dimos. Hemos pasado por muchas fases, hemos cometido muchos errores, y nos hemos sentido muchas veces incomprendidos o malinterpretados. Pero también hemos tenido satisfacciones y muchas experiencias que nos han ayudado a crecer.
De chica mi comida favorita era muslo de pollo y boquerones en vinagre. Hoy ya no me como a nadie y vivo con la conciencia tranquila y sin renunciar a nada. Disfruto de lo que como y cada día descubro cosas nuevas que nunca hubiera conocido de no haber dado este paso.
Estoy muy agradecida a la vida por haberme dado la sensibilidad para sentir empatía por los otros seres y la fuerza para no tirar la toalla y para darme cuenta de cuándo he dado pasos en falso. No es fácil ir contracorriente, pero quizás sea parte de mi naturaleza.
 |
Biofach 2015 en Nürnberg. El veganismo fue el gran protagonista |
Después de tantos años "jugando a ser marciano" es una satisfacción sentir que poco a poco encuentro "mi casa", que no estamos solos en el mundo, que cada vez hay más gente sensibilizada y dispuesta a no comerse a los demás. Aún nos queda mucho trabajo, pero ahora sé que nada puede pararnos. Una persona sola no puede cambiar el mundo, pero de cada uno de nosotros depende que el mundo cambie. Y una última cosa: Nada es imposible, al menos que creas que lo es.
Tanto si eres vegetariano o vegano desde ayer o desde hace décadas o desde tu nacimiento, o si aún te lo estás pensando, siempre hay un primer día y cuando te descuidas los cuentas por años. ¿Cómo fue para ti ese primer día?